Pero no siempre está solo. Cuando llegan las largas noches de invierno y los lobos siguen a sus presas en los valles más bajos, se le puede ver corriendo a la cabeza de la manada bajo la pálida luz de la luna o el leve resplandor de la aurora boreal, destacando con saltos de gigante sobre sus compañeros, con la garganta henchida cuando entona el canto salvaje del mundo primitivo, el canto de la manada.
Cuando Jack London, conocido también por el Lobo, escribió esta frase supo de inmediato que había terminado su novela. Ni siquiera la revisó. Era la mejor novela que había escrito.
Influido por la obra de Darwin y por la escuela literaria del naturalismo escribió una novela dura, cruel, profunda. Como la vida misma.
Desde el punto de vista literario sigue el arquetipo del mito heroico: el héroe emprende un viaje, se transforma y acaba convirtiéndose en una leyenda.
Podemos disfrutar de la obra en una nueva edición traducida por Rosa Regás. Una novela apta para cualquier edad. Yo para los más jóvenes también recomiendo la adaptación de Anaya, clásicos a medida.
Porque al final lo que siempre nos han dicho que es bueno resulta ser siempre lo mejor.
Nota: Hay que leer la biografía de J. London porque es un novelón en sí misma!!!!