No has estado en la acrópolis de Pérgamoni en su templo de Zeus con blancas escalerasy relieves de dioses y gálatas heridos.No admiraste Cartago, ni la luz de Bizanciocon su hipódromo antiguo y su mezquita azul.no pisaste, no fuiste a Leptis Magnani a su inmenso proscenio frente al mar.No encontraste la zarza incandescente.
Mas te hablaba una voz en el oído
y te dictaba líneas de palabras
antiguas como un mármol enterrado.
Convocaste a los dioses sin saberlo,
e igualaron, pulieron hemistiquios
entre los yacimientos del poema.
No forzaste los versos que llegaron despacio,
cada uno a su ritmo y a su sitio
con esa sencillez que tiene lo perenne.
Casi al fin de tus días, pude oírte una tarde
de lluvia que aún existe,
que escribir, como amar, es cruzar nieblas,
y es hallar el lugar de lo sagrado.
Lutgardo García
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